El 6 de diciembre de 2020 falleció la Dra. Marta Bonaudo. Docente en la Universidad Nacional de Rosario e Investigadora Principal de CONICET, en su dilatada trayectoria ha sido una reconocida historiadora y formadora de recursos humanos. Enviamos un afectuoso saludo a sus familiares, amigos y a los colegas del ISHIR que han publicado una semblanza de su colega, fundadora y directora hasta mayo de este año.
Hemos recibido mensajes de nuestrxs socixs que incluimos a continuación. Dejamos este espacio abierto, para quienes quieran expresarse.
José Carlos Chiaramonte
Estimados colegas de la Asociación: Ante la triste noticia que han difundido, quisiera recordar a Marta como miembro del equipo con que realizamos la mayor parte de la investigación sobre Corrientes, cuando yo también vivía en Rosario, y que fueron los contactos más frecuentes que tuve con ella. Recuerdo también que durante mi exilio en México ella se ocupó de proseguir la recolección de documentos en el archivo, para la etapa final del trabajo que hizo posible la aparición de Mercaderes del Litoral. Lamentablemente, de ese equipo ya han muerto Susana Belmartino, Marta Cragnolino, Horacio Ciafardini, y ahora Marta. Yo prefiero recordarla en aquellas reuniones, en las que excluidas de la Facultad de Filosofía luego del golpe de estado de Onganía, manteníamos la vocación de historiadores discutiendo animadamente los hallazgos del archivo.
Quisiera enviar por este medio mis pésames a su familia.
Hilda Sabato: Recordando a Marta
Bajo el impacto del dolor provocado por la muerte de Marta Bonaudo, comparto con familiares, amigos y colegas estas líneas en su recuerdo. Más allá del reconocimiento que se ha hecho de su enorme labor como docente, investigadora y directora de equipos de trabajo, revistas e instituciones, quiero aquí destacar una faceta de su quehacer que quizá las generaciones nuevas no tengan presente pero que ha sido fundamental para la vida profesional de todos nosotros, historiadores argentinos de las últimas cuatro décadas. Me refiero a su papel en la reconstrucción de la disciplina que tuvo lugar a partir de 1983, cuando luego de la caída de la dictadura, se inició el proceso de transición a la democracia. El campo historiográfico estaba devastado, como lo estaban otras esferas de la vida pública y de la cultura en el país. El esfuerzo de construcción fue inmenso en todos los planos y lo fue también en el terreno de la Historia. Marta cumplió en ese sentido un papel fundamental. Con su tenacidad, voluntad de trabajo y compromiso con la renovación de la disciplina contribuyó al aggiornamiento y la remodelación de las carreras universitarias a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina, a la jerarquización del lugar de la Historia en el CONICET, y al desarrollo de instancias de diálogo, intercambio y difusión para poner a la disciplina local a la altura de los tiempos. Su generosidad no tuvo límites a la hora de comprometer su tiempo y su esfuerzo personal para la realización de concursos docentes, participar en comisiones de evaluación, integrar jurados y llevar adelante esas y tantas otras tareas frecuentemente tediosas, consumidoras de energía, agotadoras, pero a la vez indispensables para la forja de nuestro campo profesional e institucional. Siempre de buen humor, dispuesta al diálogo abierto y paciente, Marta fue una pieza indispensable en esta historia de la que todos somos parte.
He quedado consternado ante la noticia del fallecimiento de la querida y admirada Marta Bonaudo. La historiografía argentina debe mucho a su amor por la disciplina y a su inclaudicable búsqueda de una verdad comprensiva de los procesos históricos que nos formaron como pueblo. Su legado es inolvidable. Les pido, por favor, que transmitan a toda su familia este sincero homenaje a su memoria.